Su envergadura alar es de 1,80 m, algo inferior a la del águila real. Su colorido es pardo, con la nuca de color claro y los hombros con manchas claras. Su cola no tiene elementos blancos.
Las hembras son algo mayores que los machos.
Esta especie se localiza casi con exclusividad en la Península Ibérica, en donde habita todo el año, defendiendo su territorio con gran celo.
Sus hábitats idóneos son las áreas de bosque esclerófilo típicamente mediterráneo, donde se entremezclan los matorrales, los pastizales y los riachuelos. Está presente sobre todo en las campiñas bajas del centro y sur de la Península Ibérica.
Los ejemplares más jóvenes pueden ser capturados por otras aves rapaces y por zorros. El alarmante descenso de su población se debe, no obstante, a causas exclusivamente humanas: caza ilegal, electrocución, transformación de zonas forestales en regadíos, empleo exagerado de pesticidas, etc.
A pesar de ser un ave numerosa durante la primera mitad del siglo XIX, actualmente el número de parejas reproductoras apenas supera la centena.
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