Es una planta perenne, con hojas suculentas espesas dispuestas en rosetas, alcanzando los 50 cm de largo y los 7 de ancho; las hojas están compuestas de tres capas: una protección coriácea exterior, una capa fibrosa debajo de ésta —donde se concentra la aloína, el ingrediente activo empleado como laxante en preparados farmacéuticos, y cuyo gusto amargo sirve a la planta como protección contra los predadores— y un corazón gelatinoso donde almacena sus reservas de agua y con el que se preparan gran cantidad de productos farmacéuticos. Las hojas son alargadas, lanceoladas, y parecen brotar directamente del suelo en los ejemplares juveniles; los más viejos presentan un corto y robusto tallo.
Las flores de Aloe vera son pequeñas, tubulares, y se presentan en inflorescencias densas de color frecuentemente amarillo.
Generalmente las flores de Aloe requieren de polinización cruzada para fecundar y esta suele ser llevada a cabo especialmente por aves y mariposas debido a su visión preferencial de estos colores.
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